El crecimiento exponencial de la tecnología y el gaming en los últimos años ha hecho que surjan nuevas oportunidades en el ámbito de la salud digital. El uso de Big Data y la analítica en los videojuegos se ha convertido en una herramienta poderosa que está cambiando la forma de abordar la salud de los jugadores, permitiendo a los profesionales de la salud recopilar datos y obtener información de gran valor para mejorar el bienestar de los jugadores.
El gaming genera diariamente grandísimas cantidades de datos, desde el comportamiento de jeugo de los usuarios hasta los datos de rendimiento de hardware. Estos datos pueden ser utilizados para obtener información relevante sobre la salud de los jugadores: patrones de sueño, niveles de estrés, hábitos de ejercicio y mucho más; cuanto más si le sumamos el uso de dispositivos “wearables” con capacidad de monitorizar las constantes diariamente. Esta recopilación de datos permite al mismo tiempo identificar patrones de comportamiento y tendencias en la salud de los gamers que favorecen la prevención y tratamiento de enfermedades, desde la migraña o fatiga visual a enfermedades menos leves.
La analítica en Big Data permite personalizar programas de wellbeing, planes de tratamiento o entrenamientos adaptándose a las necesidades individuales de cada usuario.
Aunque el análisis de datos ofrece muchas posibilidades, también plantea retos y consideraciones éticas. La privacidad de los datos de los usuarios es una preocupación importante, tanto para los pacientes como para las empresas que deben ofrecer confianza y transparencia a la hora de abordar estos temas al ofrecer sus servicios. En este caso, es de vital importancia que se garantice el cumplimiento de las normas y regulaciones que protegen la privacidad y confidencialidad de los pacientes.
A día de hoy podemos decir que el uso de Big Data y analítica en la sanidad basada en áreas como el gaming ofrecen una oportunidad de desarrollo para todos los implicados, mejorando la salud digital de los jugadores.